martes, julio 10, 2007

Jelouuuu, ¿te quedan neuronas?


A veces pienso que hay gente que no es más tonta porque no hay más horas en un día y punto. O en realidad que no saben pensar en otra cosa que en si mismos, dañando todo a su paso, sin importarles un carajo.

Cuando me encuentro con gente así termino batiendo mis brazos como loca, buscando una explicación en el aire… o talvez tratando de volar lo más lejos posible. Me desespero. Una siente que habla suuuuuuuper claro -o sea, más claro echarle agua- pero resulta que no te entienden; a las explicaciones sólo encuentras una cara confundida, algo ladeada, como si el problema fuera la posición de la cabeza y no que el cerebro lo tienen taponeado.

Ando con rabia, es que odio las inoperancias más que cualquier otra cosa.

Cambiando de tema… no, en realidad todavía no termino los descargos. Es que es tanto por lo que me gustaría manifestarme que no sé por donde empezar.

Estoy disconforme con mi país, con los políticos y sus descaros que ya son demasiado descarados y con los medios de comunicación que olvidaron que estaban para informar, educar y entretener… no crear monstruos zombis come farándula de cuarta. Me avergüenzo de nuestro súper cuerpo policial, que roba en sus horas libres y detiene a las victimas. Y porrrfavorr no me hagan hablar del sistema de salud publico.

Me eriza los pelos enterarme de esos nuevos caraduras, los famosos operadores políticos, que ganan una barbaridad para las barbaridades que hacen y dicen.

El puteo contra el transantiago es tanto que opté por mi duper nave de dos ruedas a pesar del frio y la lluvia. Después de las primeras semanas, donde sentí que casi moría con cada pedaleo, redescubrí porque amaba tanto mi bicicleta. Los que digan que en Santiago no se puede pedalear es mentira, una pobre excusa para justificar la flojera… otra cosa que detesto. Eso si, debo decir que el martes pasado me tercié con la agrupación de ciclistas, esos que una vez al mes se reúnen en plaza baquedano –donde siempre quiero participar pero olvido que día es- y los odié profundamente, aunque los motivos son harina de otro costal. Claramente, no era mi mejor momento.

Me manifiesto totalmente contraria a los calling center, servicios de atención al cliente y otras basuras que se inventaron para evitar el contacto face to face. Me los imagino al otro lado de la línea, un personaje que de ejecutivo no tiene nada, con cara de pocos amigos y más concentrados en su juego de solitario que en escuchar mis problemas con el celular, el cable, el internet, mi plata, la pizza que pedí hace dos horas (que finalmente llega, helada y con carne cuando soy vegetariana y el local está frente a mi casa) o la emergencia de turno.

Y por ultimo, pero no menos importante, me declaro enemiga número uno de la falta de neuronas. Si, es cierto que ya lo dije, pero tengo que repetirlo. Es que me revienta, me carga, me dan ganas de matar gente. En serio… Por ejemplo, ¿a que retardado mental se le ocurre mandar un técnico de vtr un domingo en la mañana, cuando claramente se le dijo que por ningun motivo mandaran alguien ese día?. Y una con toda la caña encima, babeando la almohada, sin más remedio que levantarse como puede y contestar el maldito citófono. Claro que me emputecí, garabatié al tipo, que debe haber puteado su mala suerte, y busqué nuevamente el dulce manto del sueño.

¡Ya lo decía mi abuela, que en este mundo no existe dios!!

Hechos los descargos, vuelvo al movimiento zen.

1 comentario:

David Miranda dijo...

Valeria....putee todo lo que quiera, es mejor que la opción del puente. Siempre, a menos que seas un indeseable, y no es este el caso, bajo ningún punto de vista.

Me acuerdo de "Crossdown Trafic" de jimi hendrix, algo así como todo el mundo en contra de uno, pero a veces el universo se pone así, como medio enmarañado...también me declaro enemigo de la falta de neuronas, aunque parece que la estupidez humana va en aumento.

Vamos que se puede amiga, Ud. vale MAS, en estos casos , pasada la rabia, no queda más que ponerse por sobre la situación..no dejarse llevar por las trampas de la zoociedad.

Abrazos

David