martes, marzo 03, 2009

mi regalo de cumpleaños

El 19 de Febrero estuve de cumpleaños, los 31. Por segundo año Iván estaba conmigo para celebrarlos, y nuestr@ hij@ nos acompañaba desde la guata. Ya era la recta final y el miércoles había empezado con algo de molestias, lo que anunciaba la pronta llegada de poroti. Un poco ansiosa partí al último control para ver cuanto más nos quedaba por esperar.

A las 10 y media de la mañana entramos a la consulta de nuestra doctora, Macarena Blanco. Fuimos de inmediato a la ecografía y vimos claramente que poroti ya estaba encajad@ y esperando el momento de salir, pero las contracciones y el cuello uterino indicaban que aún podía pasar una semana sin novedad. El resultado del examen arrojó una noticia preocupante: bebé crecía demasiado, su peso estaba entre los 3,900 y 4,400 kg y su cabeza marcaba un tamaño que dificultaba mi opción de tener un parto natural. Conclusión, no teníamos la semana para seguir esperando.

En ese minuto se tomó la decisión de programar una cirugía para el día siguiente, dandome 24 horas para comenzar con el trabajo de parto de manera natural, sin inducción química. ¡No podía creerlo!!!. Las emociones se mezclaron en mi cabeza y corazón; por un lado la desilución de no poder vivir la experiencia que tanto busqué, y por otro saber que como fuera al día siguiente sería madre. Hasta ahí llegó mi cumpleaños......

Salimos de la consulta directo al mall... ¿Que nos falta?. Nerviosos y ansiosos recorrimos los pasillos del centro comercial. Farmacias, tienda de bebés y algo de ropa interior adecuada para la clínica. De ahí caminando donde mi vieja para contarle la noticia y planificar como sería la estrategia. Las contracciones venían, poroti se movía como nunca antes y yo sólo pensaba en disfrutar cada segundo de mi panza. Paso el día haciendo los últimos preparativos... armando cunas y muebles, organizando su ropero y los bolsos para la clínica, viendo que faltaba del supemercado para cuando volviéramos, y contestando llamados de feliz cumpleaños. Eso fue genial, porque no tuve que dar aviso!!!!.

En la tarde llegó Angélica, mi amiga y masajista. Desde las once de la noche hasta las seis de la mañana estuvimos trabajando en masajes y ejercicios para acelerar el parto, pero salvo un par de contracciones fuertes no tuvimos resultados. Al final decidí que era mejor descanzar y llegar mentalmente preparada para lo que se me venía. En menos de 12 horas sería mamá. Me dormí acurrucada en los brazos de Iván, agradecida de su fortaleza, que estuviera ahí con nosotros, que ya no se iba más...

La mañana llegó luminosa. Con mi negro nos preparamos para decirle adiós a mi bella panzota y darle la bienvenida a nuestr@ esperad@ hij@. ¡Al fín sabríamos si sería Samuel o Laura!!!. Llego la hora de partir a la clínica y los nervios se apoderaron de mi. Hice el recorrido en silencio, cantándole bajito a mi bebé. A las 12:30 me ingresaron a la pieza donde me esperaba mi amiga Gabriela, quien las ofició de matrona. Haber estado rodeada de caras conocidas fue un gran alivio, sabía que estaba en buenas manos y que la decisión se tomó pensando en el mejor interes de mi bebé y mio, que es finalmente lo que uno espera en estas situaciones. El pediatra que estaría a cargo de recibir y monitorear a poroti también es un viejo conocido, primo de una amiga mía desde los 9 años y a quien ví crecer y convertirse en un excelente médico. La verdad no podía estar en una mejor situación.

A las dos y cuarto de la tarde entré a pabellón. A las dos y media entró Iván, quien se sentó a mi lado y no paro de consolarme y darme fuezas. "Ya falta poco amor, respira tranquila". Al otro lado de la cortina los médicos sacaban a bebé sin que yo sintiera nada. Y yo, seguía cantando suave. De pronto una gran presión y un gemido de gatito. Iván abriendo sus ojos y yo ansiosa por saber.. al fin escuche a mi doctora:

ES UN NIÑO.. BIENVENIDO SAMUEL!!!