lunes, julio 25, 2011

ilusiones rotas


Como espejos en una tormenta... promesas que se quedaron en el aire y ahora vuelan lejos de mi, de ti, de ese nosotros que alguna vez existió.

Me siento quebrada por dentro, sin fuerzas, asustada de este futuro incierto. Samuel y Sara Maia me acompañan, de eso estoy segura. Es triste darse cuenta que eso es de lo único que estoy segura. Todo lo demás está entre nieblas, como este invierno, que ha sido frio y largo y falta tanto para que salga el sol.

No puedo dejar de culparte, tengo tanta rabia y pena... ¿como pudiste dejar que llegaramos acá?. Me siento abandonada, descuidada; como si mis fortalezas, esas que tanto amabas, fueran mi más dura condena. No puedo evitar hacerme cargo, este bote no podía ir a la deriva. Por mis hijos puedo ser la perra más fiera y por ellos soy capaz de dar mi vida. Me duele, si, y me lamo las heridas en silencio.

Las noches son la peor hora, cuando más te extraño. Me falta tu calor a mi lado, pero aunque estemos codo a codo la distancia es un abismo. Nos perdimos el uno del otro, así sin darnos cuenta... o tal vez si lo sabíamos, pero ninguno quizo hacerle frente. Yo lo intenté, pero no supe como, la rabia consumió mis buenas intensiones; el cansancio acabó con mi paciencia. ¿Esperé demasiado de ti?. Ahora soy pesimista, no sé si podremos reconstruir sobre estas cenizas, no se si yo quiera, no se si pueda empezar de nuevo. Tu te vez feliz, pero no se si es una chapa o estas aliviado, pero creo que para variar no le has tomado el peso a las cosas. Eres simple, vives el día a día y a veces envidio esa capacidad tuya de no dejar que las cosas te afecten. Pero te afectan, sólo que no te das cuenta.

Tu dejas que la vida decida por ti y no miras para atrás. No te importa que pierdes, simplemente asumes que no está en tu control y con eso te quedas. Pero te tengo noticias... esa es la mirada de un niño que necesita sobrevivir y tu ya lo hiciste. Mira a tu alrededor y piensa si no vale la pena lo que te rodea para crecer y madurar, tomar el control de tu vida, cambiar lo que necesita ser cambiado y luchar por la gente que amas (y te aman). Yo ya no apuesto a nada, pero en el fondo de mi corazón siempre abrigaré la esperanza de un futuro compartido.

Ahora la pregunta es que clase de personas queremos ser, como padres, como matrimonio y, sobre todo, como individuos. Y en este momento de dolor y confusión dos lindas personitas vienen a mi rescate, mi opción es ser la mejor madre para ellos. Que el mundo se venga abajo, que se rompan todos los espejos, que yo me ocuparé de mis niños y buscaré en sus sonrisas mi recompensa.

No te digo adios, no te digo nada....