jueves, abril 05, 2007

Aspirando


Llevo un par de semanas pensando en mi próximo texto. ¿De que hablar?.... cuento mi experiencia en el sur, o sobre estas heridas que demoran tanto en cerrar... de mis miedos o de mis alegrías y triunfos???. La verdad es que buscaba el tema perfecto, ese que demuestre lo buena escritora que soy y me lleve a la fama y el éxito. Y entonces es cuando me entrampo en una búsqueda sin sentido, aspiraciones que no me conducen a nada más que el silencio. En consecuencia, las aspiraciones no son buenas, cuando se tiene en cuenta la perfección.

Me sorprende pensar así de vez en cuando. Creo que es la necesidad de estar a la altura de las circunstancias, una altura que nunca creo encontrar, y entonces caigo bajo la presión de hacerlo bien, de escribir un texto entretenido pero con sustancia, personal pero que identifique a varios. Obvio, estas pretensiones no hacen más que llevarme por la fácil escritura cursi, llena de lugares comunes, que realmente odio con todo mi alma. Entonces recuerdo que la única manera que conozco para escribir es desde la guata. Instinto por donde se lo mire. Imperfecto, muchas veces incongruente, tal cual soy yo.

Me sorprende la cantidad de posteos que tuvo mi texto anterior, todas esas visitas que vienen desde el blog de mi querido amigo Guiseppe y plasmaron en mi humilde página lo felices que estaban por nuestro reencuentro. Imagino que algunos también se tomaron el tiempo de leer otras cosas, pero la gran mayoría quizo compartir con nosotros este momento feliz. Y se los agradezco muchísimo, porque en realidad momentos como esto son para compartirlos. Pero también debo pedirles disculpas si no respondí con iguales muestras de afecto en sus páginas, porque esto del mundo blog no es mi fuerte. Y aquí va el tema de hoy, de porque cree este espacio.

Y los cierto es que sentí la necesidad de armarme un templo. Yo fugo mis frustraciones, dolores e inseguridades a través de las letras. Escribo en un tono melancólico, oscuro, para desahogar el alma. Algunos hacen deportes, otros tienen fé. Yo escribo. Y debo decir que amo mi escritura, la fuerza que le imprimo a cada palabra, el uso que le doy a cada coma. Cuando lo leo, siento que me estoy hablando a mi misma, juntando mis multiples personalidades en una especie de mesa redonda. El hecho de publicar los textos me obliga a terminarlos, desahogar todo lo que quiero decir como en una especie de tarea o trabajo. Hablo de mi y para mi, pero con la conciencia que puede ser leidos por otros. Supongo que la deformacion profesional me obliga a entregar un texto concluso, una especie de "deberme" al público; aunque en realidad el único público real sea yo misma.

El hecho de que ahora tengo conciencia que alguien más espera mis textos me paralizó. Así como me frikeo cada vez que enfrento una hoja en blanco y un reportaje por escribir. Esta todo en mi cabeza, las entrevistas, los datos, el enfoque... pero los dedos no se mueven. Pienso en el título y una bajada chispeante, diferente y enganchadora. Quiero que me lean en un suspiro, que no respiren hasta terminar la lectura y, que una vez lean la última frase el cerebro se les llene de preguntas. Quiero provocar. Hasta ahora eso no era lo que quería en este lugar... y sentí la presión. Y aspiré a encontrar una escritora en mi, alguien que la rompa. Y aspiré a ser magnífica. Y aspiré. Y encontré mi tema, el miedo que quería fugar hoy, la estúpida necesidad de estar a la altura.

Con esto exorcizo toda duda sobre mi blog. Lo protejo de mis superficialidades, y lo hago mio una vez más. Es mio, pero también es de otros. Recuerdo que la necesidad de publicar estos sentimientos fue para alejar las emociones, quitarles el valor que tenían guardadas dentro de mi, y poder enfrentarlas como algo neutro. Como me dijo un amigo, es necesario quitarle el valor emocional a las imágenes, para convertirlas solo en recuerdos. Así se cazan los fantasmas y yo hoy, cace uno más.